Conquista española: ¿cómo pocos españoles vencieron a miles de incas?

Los incas fueron el imperio más grande de Sudamérica cuyo ejército completo podría abarcar 200 mil personas. El ejército español que llegó al continente, en cambio, estaba conformado por casi 200 hombres y unos treinta caballos aproximadamente. Aun así las tropas lideradas por Francisco Pizarro lograron hacer caer el imperio incaico y, a la postre, crear el virreinato del Perú. ¿Cómo lo hicieron? ¡Conoce las causas!

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La guerra civil inca

En 1527 el emperador Huayna Cápac junto a su sucesor Nunan Cuyuchi murieron de viruela, entonces enfermedad desconocida pues fue traída por los españoles.

El sucesor fue Huáscar, el décimo segundo en el trono inca, quien asentó su palacio en la ciudad del Cusco, capital de imperio inca.

A su vez, su hermano Atahualpa residió en la ciudad de Quito, al norte del imperio, un lugar que paulatinamente ganó importancia por el poderío de su ejército.

Temeroso por el poderío del ejército al mando de su hermano, Huáscar ordenó que Atahualpa llegue al Cusco. La intención era asesinarlo. Sin embargo, Atahualpa astuto solo envío a emisarios. Éstos fueron asesinados por Huáscar lo que desencadenó la guerra civil inca.

Se calcula que la guerra civil entre los ejércitos de los hermanos Huáscar y Atahualpa duró tres años (de 1529 a 1533) dejando como consecuencias miles de muertes. Incluso algunos historiadores sugieren que más de 1 millón de personas fallecidas.

El cronista cusqueño Inca Garcilaso de la Vega refiere que solo en la batalla de Hatun Xauxa fallecieron 150 mil hombres tanto del bando de Huáscar como de Atahualpa.

Definitivamente la guerra civil inca fue decisiva en el debilitamiento del imperio incaico y la posterior consagración del poder de los españoles en el siglo XVI.

Finalmente en 1533, estando prisionero en Cajamarca, Atahualpa ordenó la decapitación de su hermano Huáscar. Su victoria duraría poco pues ese mismo año fue asesinado por las tropas al mando de Francisco Pizarro.

Ejército inca
El ejército inca lo conformaban 200 mil soldados aproximadamente.

Los pueblos enemigos de los incas aliados de los españoles

Se cree que los incas fueron un gobierno ejemplar donde todos sus integrantes vivían en armonía en favor del imperio pero no es así. Muchos de los pueblos conquistados, en especial en las regiones del norte, aceptaron el gobierno inca por el temor a su poderoso ejército.

Tal es el caso de las culturas cañaris (norte del actual Perú), chancas (centro-sur del Perú), huancas (Andes centrales del Perú) e incluso los chachapoyas (selva norte del Perú).

Todas estas etnias vieron fueron sometidas con fiereza por los incas. Es así que esperaron el momento oportuno para sublevarse y recuperar su gobierno propio. A la llegada de los españoles al territorio inca en 1532 éstos pueblos hallaron el momento preciso para la sublevación.

Y, sobre todo, la muerte de Atahualpa en 1533, fue aprovechada por otras culturas que definitivamente vieron a los españoles como aliados para sublevarse del poder inca. Cabe mencionar a pueblos como: los tallanes, los chimús, los chinchas y los yauyos.

Es decir, el gran poderío del ejército español fueron los más de doscientos solados portadores de armas de fuego y caballos. Pero, sobre todo, el poderoso ejército de cien mil indígenas, conformados sobre todo por cañaris, chachapoyas, chancas y huancas.

En resumen el escenario se convirtió en una guerra entre indígenas con el liderazgo de unos pocos españoles al mando de Francisco Pizarro.

La captura de Atahualpa

La captura y muerte de Atahualpa en 1533 significó el inicio del final del imperio incaico.

Sobre este histórico hecho se ha estudiado y escrito mucho. ¿Cómo unos 160 españoles pudieron vencer al poderoso contingente inca conformado por 50 mil hombres?

Las crónicas señalan en principio que el emperador inca estaba confiado de su poder. Desdeñó al contingente europeo que, con harapientas vestimentas, no significaba una amenaza.

Francisco Pizarro, en cambio, planeó muy bien el encuentro con Atahualpa en la ciudad de Cajamarca el 16 de noviembre de 1532. Desplegó sus tropas con armamentos en puntos estratégicos de la plaza principal.

Atahualpa ingresó a la plaza casi al anochecer (los incas no solían combatir de noche). Lo acompañaba un reducido ejército de solo 3 mil hombres (el grueso de su ejército se quedó fuera de la ciudad).

Ante el temor de los españoles, el inca rechazó aceptar la nueva religión católica y al rey Carlos I como el real soberano. El fraile Vicente de Valverde, ayudado por un intérprete continuó aturdiendo al inca quien finalmente tiró el brevario (libro) con furia generando, a su vez, la ira de los españoles.

Entonces, a la señal de Pizarro, los españoles dispararon sus armas desde distintos puntos estratégicos y torres alrededor de la plaza. La matanza duró apenas 30 minutos. Se calcula que murieron entre 4 mil a 5 mil indígenas. Otros siete mil fueron heridos generando una gran confusión en su retirada. Solo un esclavo negro al servicio de los españoles murió.

El emperador Atahualpa no opuso resistencia en su captura. Este evento histórico, la captura del gran soberano inca, hijo del sol, ocasionó un desespero en el ejército inca, el cual huyó confundido sobre el desarrollo de los eventos recientes.

Este golpe moral para el gobierno inca, en medio de una guerra civil, ocasionó un desgobierno que finalmente alcanzó su momento más álgido con el asesinato de Atahualpa el 26 de julio de 1533. Ni las siete toneladas de oro impidieron que Pizarro ordenara la muerte del inca. Sabía que con su muerte, y el desgobierno, el ingreso a Cusco sería más fácil.

Atahualpa
Atahualpa fue el último inca en el poder.

Las enfermedades

En 1524 el emperador inca Huayna Cápac murió producto de una extraña enfermedad. La misma suerte corrió su hijo y sucesor al trono Nunan Cuyuchi. Está extraña enfermedad puso ser la viruela o el sarampión, entonces desconocidas por los incas.

La viruela y el sarampión eran enfermedades víricas traídas por los españoles, las cuales enfermaron a millones de indígenas incluso ocho años antes de la llegada de Francisco Pizarro pues los virus viajaban más rápido que los caballos.

Se calcula que a inicios del siglo XVI la población indígena de Sudamérica era de hasta 20 millones de personas, sobre todo procedentes del imperio incaico.

Estas nuevas epidemias eran nuevas en estas tierras. Los organismos de los indígenas no contaban con anticuerpos necesarios para combatirlas. Tal es el caso que hasta la mitad de la población inca pudo fallecer producto de las enfermedades traídas por los españoles.

Y no solo fue la viruela y el sarampión. Con los barcos españoles también viajaron enfermedades nuevas como la gripe, el tifus, las paperas, la difteria y la sífilis.

Ni siquiera la medicina natural inca, las cesiones de chamanismos ni las ofrendas a los dioses incas, pudieron contra las misteriosas plagas que azotaron el imperio. Existió mucha confusión y moral baja.

Finalmente, las enfermedades mataron población indígena no solo durante la conquista españoles sino también mucho después. Los investigadores Henry Farmer y Jared Diamond calculan que hasta un 95 por ciento de la población de América murió a causa de estas nuevas enfermedades, hasta 130 años después de que Cristóbal Colón llegará al continente.

Es decir, las nuevas enfermedades causaron la muerte de aproximadamente 50 millones de personas en el continente americano.

Los fusiles y caballos

La tecnología armamentística también fue de importancia para la conquista y posterior colonización de América.

Mientras el ejército inca utilizó armamentos para la lucha cuerpo a cuerpo (como mazos, hondas, flechas y arcos); el ejército español ya contaba con la pólvora para herir a sus enemigos desde larga distancia (como cañones, arcabuces, ballestas). Además contaban con armamentos de metal como lanzas, dagas y espadas).

Además de la ventaja armamentística, los españoles contaron con el poderío del caballo, entonces especie desconocida en América. Los equinos ofrecían mayor rapidez, fuerza y flexibilidad en el combate. Además permitieron avanzar mayores distancias en menos tiempo.

Esta ventaja en tecnología ocasionó también la baja moral del ejército inca que miraba con temor el poderío de los españoles y sus fuerzas desconocidas.

Sin embargo, esta ventaja armamentística no fue definitiva para la caída del imperio de los incas. También fueron cruciales otros aspectos como la guerra civil inca, la existencia de pueblos enemigos de los incas aliados de los españoles, la captura de Atahualpa y las enfermedades traídas de Europa.

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